domingo, 15 de marzo de 2009

ARTÍLCULOS ROBADOS


Roba ratero, que de ahí parte la belleza de la protección.

LO BONITO


Basta con saber que te subes en la tarima y sudas el temor asfixiado, te descargas como jamás lo harás en el asiento glorioso del inodoro, te pierdes en la esquizofrenia del ruido y abandono a todo lo que alguna vez creíste que existió, olvidando todo, hasta quien que se sacude las faldas frente a ti.


Robar es exquisito, un placer que no abandono, un tipo de celda con cama doble y aire acondicionado, televisor con cable y servicio a domicilio, disponible incluso hasta después de la cena, una celda de gente con poder, una celda que complementa la catarsis de sacar del paquete un álbum original de tu víctima.


Original es la palabra precisa para hablar del saque y del hurto, del descaro que acontece a los mortales sin ideas, es el punto de salida de nuestras ideas estancadas, de lo original nace el robo, un robo muy original.


Busca busca y no encuentra algo distinto ya, en la música ya casi todo está hecho, queda la salida directa de la fusión total, o de mis favoritos, poderosos e intimidantes, artículos robados.



LA TEORÍA

DE LA CANCIÓN


El papel de duración de una canción en la popularidad intocabeza de cada cual, no va más allá de un año, en ese top ten, te pide algo nuevo, o por lo menos, distinto, lo que sea, pero que no sea el repetido sonsonete de pacotilla.


Entonces, queda la opción de hacer algo bueno o malo, pero nuevo, aunque fusiones o robes.
Malo es mucho, y de lo bueno, pues, también hay mucho, pero no sé como alguien puede hacer música mala, si es tan difícil.


La composición parte de un momento íntimo con el espejo, espejo que te regala cualquier emoción fuerte, o en su defecto, algún consumo de cosas fuertes, como las comidas pesadas en la noche y los desayunos sobrecargados. De este espejo generado por cosas fuertes, se derraman las ideas más sinceras y subliminales del ser humano, ese encuentro traducido al piano, encuentro fugaz, donde nace lo que sea, nacen las canciones, las buenas canciones. Si las mejores canciones nacen de momentos fugaces, son compuestas en poco tiempo ¿Como diablos forzar a la mente para construir una de esas sin ese momento de esparcimiento? , realmente no lo sé, pero sé, que no son las mejores.

DEL ANIMAL


La cara está formada por una capa de piel que se deforma en el par de huecos de los ojos, el acantilado de la boca y el levantamiento de la nariz, los cauces de las arrugas, ríos que saben de sudor, y así, el pecho cumple la restricción “normalidad” de ser una emergencia con punta de color distinto, las piernas, los brazos, y así, todo lo demás, que, ¡AMIGO ADOLCECENTE!, échate un vistazo y sabrás del resto, no te preocupes, a los cuarenta no salen espinillas.

Las diferencias no se notan de lejos, salvo por el pelo, la ropa y el color de piel; de cerca, incluso los asiáticos son distintos, este último caso es aplicable al “muy muy de cerca”.


Tenemos historia, instinto, necesidad, cosas del espíritu, cosas del animal.

Aunque haya las diferencias que quieras, siempre seguimos la línea de grupo, la línea común, nunca se es del todo distinto, hasta los raros están en el llamado “Grupo de los raros”.



LA CONCLUSIÓN


EL robo es válido, siempre que esté bien hecho.


Un género musical parte del robo.


La originalidad no es imprescindible.


Un buen artista transmite, no siempre innova.


Las diferencias en la creación afloran.


No busques cambiar el mundo, busca encontrarte.


ROBA RATERO, CON GUSTO TE ACOMPAÑO Y ME DEJO ROBAR.

jueves, 12 de marzo de 2009

PROBLEMAS PARALELOS


A Ximena Sariñana, la que hace enigma su edad, tras la cara quinceañera y una música tan avanzada.



Tu problema, la salida, de ahí en adelante, si quieres, mátame.


Mira Ximena, tu facilidad para llegar, para salir, para ganarte lo que te ganaste y seguirás haciendo. Que gran órgano publicitario que te sostiene. Lástima que no tengan uno de esos, los que empiezan tartamudeando sonidos en el parlante dañado, los que acomodan el cable y les queda imposible moverse en el pequeño cuarto de ensayos, si te mueves se daña la vaina. Bien por ti.


El tipo de gente como tú me da lástima, la de ganchos directos con el espectáculo, la de billetera fácil, la que no suda la cargada del amplificador, la que no pasa hambre, ni en un viaje para tocar donde nadie te conoce, ni nunca, no pasas necesidades; la que no le ha tocado sola, esa, la gente falsa, sin ánimos de admirar, que desgraciadamente, muy desgraciadamente, todos admiran.


Es un estigma que tengo, sí, si apenas tú, con el pecho planito, lisitico, una cosita ahí de nada, y te vi odiando a la Luz Clarita en televisión, y después en Mtv, en un videoclip, tuyo, Ximena eres la típica consentida que en la familia le inventan cualquier rol “artístico”, o farandurialero más bien, para conservar una carrera intacta, llena de nada.


Que injusticia.


Gracias a tu fortuna dirigida a este fanático del estar tirado frente al televisor, viendo lo que decida el “qué sé yo”, estas apreciaciones que me mantendrían alejado de tu figurita perfecta, solo duraron cinco segundos, lo demás fue un puro deguste a la delicia.


Tu jazzpop aximenado es un conjunto de medidas exactas, con baches de hermoso daño. Me invitó a creer en las nuevas actuaciones, no por tu imagen retro, sino por la novedad de hacer algo sincero.
Novedades del oficio.


Primero, tu voz, voz vocecita de chica roquera poderosa, que siempre ha cantado pero ahora sabe de solfeo, y es capaz de erizarle las cejas a la abuela y desbaratar el espejo del maestro, maltratado en papeles, tipo respetado, que carga la varita que controla orquestas. Tu voz, voz vocecita que tiene ese rasgado natural, rasgado que no daña belleza ni técnica, la colada de los “sh” en vez del “y”, la pegada de lengua en la “r”, tipo Calamaro, ese feeling desanimado, sin complicaciones, feeling tranquilito tranquilito que sabe cuando explotar, rotando la línea precisa de afinación no forzada, tu voz vocecita, me recuerda a ti.


Soy el maestro maltratado y la abuela que se baña los cachetes frente a la televisión.


La melodía es triste, pero es de la tristeza setentera blanco y negro, que te saca una sonrisa de primera mano, esa tristeza que quiere ser feliz, que visita calle melancolía y sabes que saldrá, esa tristeza bonita, la que no te deja llorar, la guitarra eléctrica no te deja llorar.


La complicidad que tienes con el jazz, nos la traduces en la tipicidad del pop y esas letras universales, a la letra que se le cuela esa palabrita que nos haces recordar, la que se sale del pálpito “bonito”, sin hacernos perder, haciéndonos creer que todo sigue su curso normal.


Haces que nos importe la producción de cada canción, cada instrumento, no dejas que nos quedemos con la emoción superficial de un riff de dos notas en distorsión y una bulla de platillos, acompañando un coro de tres palabras, sino que dejas que cada sabor haga sus estragos, la figura exclusiva del bajo en casi todas las canciones, saber elegir entre lo acústico y lo eléctrico, los arpegios, lo solos de intermedio, en sí, la propuesta de conocer lo “no convencional”, en la cadena folklor pop globalizado, por supuesto.


Ximena, Ximena, Ximena, se te nota que has escuchado más música que yo, y muchos más, y que la bienaventuranza de tu vida sigue el trayecto de un clásico, pero sé, que si nos sentamos a hablar, el clima y la gente, vendrían de mejor oferta.